viernes, 23 de noviembre de 2012

Convivencias: testimonios


¡Os dejamos aquí dos testimonios de lo que han sido las convivencias de la semana pasada! El primero es de Fran y el segundo de Ana, nuestra querida coordinadora. Esperamos que os gusten, tanto a los que vinisteis como a los que no (¡para que veáis lo que os perdisteis!), y os animamos a que escribáis también vosotros los vuestros cuanto antes ;)

- Fran Gómez (2º de Juveniles):

Yo, pues tras unas semanas durillas, tenia ganas de ir a Ribota y olvidarme un poco de todo. Fue muy bueno para mí que fuera Marselo, porque era así con el que me llevo más. Pero claro, todo no se iba de golpe, así que hasta me puse peor. Pero como chico que soy, un buen partido de fútbol sube mucho la moral, luego la catequesis, el hablar con Él, confesarme con Pedro, la Hora Santa,...todo era un complot de Jesús para que entendiera que el que yo sonriera era importante :)
Y ya el domingo para rematar pude hablar y desahogarme con una persona muy importante para mí, que aunque tal vez no lo sepa me está ayudando mucho a salir adelante, y luego la misa, la homilía, el testimonio, pues ya pa´ el postre.
Quiero dar muchísimas gracias a los catequistas que os lo habéis currao un cacho, y os ha salido genial!!! También gracias a toda la gente que ha venido porque también habría sido imposible sin ellos, y también a los que no han venido por estar entre nosotros aunque no físicamente, y sobre todo a Jesús por haber puesto a Germán en mi vida :)

- Ana Bedia (coordinadora de Juveniles):

Puedo asegurar que Dios deseaba estas convivencias más que nosotros mismos y que la Virgen, nuestra Madre también estaba empeñada en ellas, porque todo lo que ha ocurrido y todo lo que hemos vivido ha sido por pura gracia. Parece mentira que en un fin de semana puedas vivir tantas cosas cerquita del Señor y que se haga presente en tantos momentos. Y así ha sido. Para mí han sido un foco de luz en medio de las dudas, los problemas, la falta de tiempo… me han recordado lo más importante: el servicio, el amor, la entrega, a Juveniles y a cada uno de sus miembros, con nombre, apellidos y rostro. El Señor me ha vuelto a repetir con claridad cuál es mi sitio, cuál es mi vocación en este momento: amarle a Él en todo momento y en concreto, amarle en los Juveniles, a los que voy viendo crecer en “estatura y gracia”. Gracias Señor, porque aunque no me necesitas quieres contar conmigo, y porque te empeñas en guardarme siempre cerquita de ti, como a la niña de tus ojos. Gracias porque te muestras en cada uno de los Juveniles para que yo sea capaz de escucharte y acogerte. Y gracias Madre por interceder siempre y velar por nosotros. ¡Gracias Juveniles! ¡Gracias San Germán!